Seis claves para dejar huella en quienes te escuchan

El gran descubrimiento de comunicación de los últimos tiempos es llevar la contraria a los últimos tiempos. Irónicamente, vivimos una época de máxima comunicación, en la que a cada instante se desarrollan informaciones a través de medios tecnológicos y estamos más y mejor comunicados, cada vez nos comunicamos menos y peor en persona.

En un mundo acostumbrado a comunicarse por medios tecnológicos, somos nosotros, las personas, un valor especial, los actores principales, los que podemos ser y conseguir hacer la mejor comunicación posible.

Por eso queremos compartir con ustedes algunas claves fundamentales a manejar cada vez que deseen comunicarse dejando huella en quienes les escuchen.

Clave #1. El tiempo de tu audiencia es oro

Estamos en un mundo cargado de «ladrones de atención». Estudios recientes han demostrado que cada día tenemos menos capacidad para prestar atención. Tan poca, que es menos de ocho segundos, una atención menor a la que presta un pez. Hoy, un pez presta más atención de modo continuado que los seres humanos». Así que si solo tienes ocho segundos para que te escuchen, ya sería buen momento para dejar de decir cosas del tipo ‘¡Hola! Me llamo Patricia, estoy encantada de estar aquí con todos ustedes, vamos a pasar una mañana muy agradable…’, porque para cuando termines de decir eso ya habrás perdido la atención del público.

Clave #2. Todos tenemos una voz única

Nadie nos tendrá que convencer nunca de que nosotros tenemos voz, y sabremos con técnicas y recursos utilizarla de la mejor manera posible. ¿Qué porcentaje de tu éxito profesional tiene que ver con cómo utilizas esa voz, tiene que ver con la comunicación? No solo nos referimos a comunicarnos con audiencias de cientos o miles de personas, en un discurso, en una rueda de prensa o un programa de radio, sino en el día a día, cuando se negocia un aumento de sueldo, el desarrollo de un nuevo proyecto. Ahora bien, si tu respuesta a la pregunta anterior es entre el 80% y el 90%, ¿cuánto tiempo invertimos en comunicar bien?

Clave # 3. Comunicar bien es el resultado del tiempo que le dediques

No hay milagros, todas esas personas que conocemos como «monstruos de la comunicación», tipo Steve Jobs, Barack Obama, Martin Luther King, tenían como prioridad clarísima el que para el éxito de sus misiones, comunicar bien era la única forma de que todo aquello brillara. Todo en nosotros comunica. Según el investigador Albert Mehrabian, cuando nos dirigimos a una audiencia, y queremos que nos recuerden, las palabras ocupan tan poco en el total de nuestro discurso como un 7%, la voz (el énfasis, los matices, las pausas) tendrá un 38% y el lenguaje corporal ocupará tanto como un 55%. Es importante que al comunicarnos, en lugar de concentrarnos solo en las palabras, seamos conscientes de dónde esta todo el resto de nuestro cuerpo, qué estamos comunicando con todo aquello a lo que no solemos prestar atención.

Clave #4. El miedo escénico no existe

El miedo escénico suele tener que ver con la falta de preparación. ¿Cuántas veces, si vamos a hacer una intervención en público, vamos previamente a la sala, vemos el atril, vemos cómo funciona el audio y la iluminación? Los grandes oradores nunca dejan esos factores al azar, porque no se trata solo de que todos los elementos del discurso estén bien armados, sino que todos esos factores externos que pueden contribuir a que nuestro discurso brille estén también controlados.

Clave #5. Hablar desde la emoción

Estamos demasiado acostumbrados a hablar en azul, en términos de cerebro izquierdo, de razonamientos, de números. Lo que hace que los mensajes se queden grabados no son las palabras que elegimos sino las emociones que provocamos. Dicho de otra forma, la gente no te va a recordar por lo que dices, sino por cómo les llegas al corazón.

Clave #6. Cuando presentas, tú eres quien presenta

Más allá de los apoyos audiovisuales de los que te quieras apoyar, que te ayuden, pero no te roben el protagonismo. Si queremos que el público nos preste toda su atención, no usemos imágenes o elementos distractores, más bien una pantalla en blanco para que la gente se centre en lo que queramos decirles.

 
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